Los perros jóvenes son especialmente exuberantes, y no dudarán en hacértelo saber. Cuando tu cachorro salte sobre ti (o sobre cualquier otra persona), cógele sus patas delanteras y pósalas sobre el suelo, diciéndole al mismo tiempo un rotundo «No».
Un cachorro se siente ansioso por probar sus nuevos dientes sobre casi cualquier cosa. Lo mejor que puedes hacer para satisfacer esa necesidad de morder y disminuir sus ansias es darle un objeto adecuado para que lo muerda. En las tiendas de animales encontrarás
productos de materiales adecuados, diseñados especialmente para satisfacer las necesidades de morder de un cachorro, seguros y efectivos y que le proporcionarán incontables horas de placer y diversión. Estos productos existen en gran variedad de tamaños y diseños interesantes: huesos, nudos y anillos. Un importante beneficio adicional es que estos artefactos contribuyen a la limpieza general de los dientes al tiempo que efectúan un vigoroso masaje de las encías, ayudando así a proteger a tu cachorro contra las enfermedades dentales.
Si descubres a tu cachorro mordiendo cualquier otro objeto aparte de los que le está permitido morder, muéstrale inmediatamente tu desaprobación diciéndole firmemente «No» y quitándole el objeto prohibido. Por el contrario, cuando muerda sus objetos destinados a ese fin, acarícialo y alábalo repetidamente. Asegúrate de que todos los de la casa hagan lo mismo constantemente.
Si tu cachorro ladra cuando tú estás ausente, tus vecinos te lo harán saber rápidamente. Sus quejas serán justificadas. De modo que tómate la molestia de quitarle a tu amigo canino esa costumbre mientras aún estés a tiempo de hacerlo. Haz como que te vas, pero espera silenciosamente fuera de la puerta. Probablemente el cachorro comenzará a aullar en cuanto crea que te has marchado. Grita «No, no, no» y regresa rápidamente al interior, riñéndolo y dando grandes muestras de disgusto. Unas pocas lecciones como ésta, antes de que su mala costumbre se arraigue, le enseñarán que el único resultado que puede obtener de aullar y ladrar es un amo enfadado.
Un perro que ladra como advertencia es un compañero valioso, pero un charlatán que ladra por cualquier motivo y a cualquier hora es una molestia a menos que se le enseñe a dejar de hacerlo en cuanto se le ordene.
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